En aquellas personas que han sufrido un daño cerebral a consecuencia de un traumatismo cráneoencefálico por accidente laboral, de tráfico, deportivo, atentados, enfermedades neurológicas, ictus, tumores cerebrales, infecciones cerebrales, anoxias,…
Atención también merece su utilidad en los pacientes en situación de riesgo de demencia donde la estimulación cognitiva trata de postergar el deterioro intelectual y la dependencia, mejorando la calidad de vida del paciente y su familia.
En daño cerebral leve (DCL), donde se presenta déficit cognitivos más allá de lo esperable por edad y nivel cultural. Aparece un decremento en alguna de las áreas de memoria, atención, concentración, aprendizaje, lenguaje, orientación en el espacio y puede interferir o no en las actividades de la vida diaria.
En el envejecimiento normal para trabajar aquellos aspectos cognitivos en los que van apareciendo dificultades, como por ejemplo, la memoria y trabajar para ralentizarlas.